Se requiere empatía y ser valiente para terminar de ver esta producción de Netflix, no es una serie que puedas maratonear un fin de semana porque necesitas espacio para digerir cada uno de los eventos que ocurren en la vida de Alex, la protagonista.
El nombre de esta historia es transparente, va más allá de las acciones físicas y literales de limpieza. Es un proceso doloroso en donde acompañamos a una madre joven, víctima de la violencia de su relación, entorno y condiciones.
La historia es cruda, no pretende romantizar el echarle ganas o la desigualdad de oportunidades en las que se vive. En más de una ocasión vamos a identificarnos con el nuevo balde de agua fría que se presenta en cada escena.
Esta miniserie, original de Netflix, consta de 10 capítulos, cada uno de 50 minutos aproximadamente, aunque se nos da un contexto desde el primer capítulo, se experimenta toda la violencia simbólica y física de la cual está rodeada Alex.
En el camino también nos transformamos con la protagonista. Si sólo entendemos violencia como la parte física y verbal, esta serie nos da una mirada nueva sobre ella y cómo al diferenciarla entre “grande” y “pequeña” muchas veces no la identificamos como tal, o creemos que la entendimos mal.
Atravesaremos momentos de angustia, desesperación y coraje; por ello es recomendable darse el tiempo para mirarla y no sólo consumirla como un producto más. Así mismo en las pequeñas victorias sentiremos paz como espectadores.
La narrativa posee distintos ritmos, a veces más rápida que en otras ocasiones, esto atiende a la lógica de la misma. Habrá escenas que resultan muy obscuras, otras incomodan y una que otra nos hará llegar al asco. Sensaciones que en la actualidad tratamos de evitar al máximo.
No quiero hacer spoilers más allá de los obvios, considero que es un mensaje pertinente el que transmite; poderoso porque puede inspirar a quienes sufren situaciones de violencia a buscar moverse, incluso a pedir ayuda.
El futuro del contenido multimedia se desplaza cada vez más hacia lo humano, series como esta son los primeros guiños para asumir la responsabilidad social que poseen quienes difunden mensajes públicos, incluidos los de entretenimiento.
Mi recomendación es véanla sin prisas, sin prejuicios y traten de mantener su mente abierta ante lo que se experimenta dentro de ustedes. Aunque en definitiva algo moverá o les cambiará.